Adiós...pequeña

A medida que entraba en contacto con el agua, sentía que se iba desprendiendo una parte importante de su vida. Sabía que hacía años que tenía que haberse despedido de ella, había habitado durante mucho tiempo esa morada en su interior.. pero no había sabido hacerlo y, ahora, estaba pagando las consecuencias. No era fácil, por supuesto...demasiados meses, demasiados días, demasiadas horas...una vida asomada a unos ojos angelicales, a una sonrisa perfecta para conseguir un propósito. Demasiados reflejos en el espejo de una imagen que no crece.
Las lágrimas resbalaban, inevitables, por un cuerpo cansado de una lucha contra alguien a quien tanto había querido. Se resistía a separarse de ella, de esa personita que no había querido marcharse ( o a la que, tal vez, no había dejado marchar)...¿por qué no había desaparecido en silencio?, ¿por qué no permanecía tan solo en el recuerdo?.
Era consciente de que no podía seguir el camino a su lado, tenía que hacerlo a solas. Por su mente pasaban tantas cosas que sentía el impulso de aferrarse a ella...pero no lo haría. No sería mejor ni peor, sencillamente sería ella en el ahora, no en el pasado.
El miedo, terrorífico, trataba de paralizarla...era hora de decir "adiós" a la niña pequeña, de conservarla con cariño tan solo en el recuerdo (y en las imágenes fijas obtenidas en otros instantes de una misma vida). Había sido maravilloso pero era hora de decirle "adiós".

Cheshire